17/08/10

El Baldón

Democracia ¿Realidad o ficción?

Por José Miguel Cobián

Un foro más sobre democracia me ha permitido hacer una reflexión al respecto de tan traída y llevada idea. Cuando menos desde Atenas se discute la democracia y sus múltiples variantes como forma de gobierno.
La invitación a participar en dicho foro realizado por ABC radio me permitió recordar una frase bíblica, de un pasaje en el cual se le pregunta a Jesús como se van a conocer entre sí los seguidores de sus enseñanzas y el Señor contesta ¨por sus obras los conocerán¨. Así también, más que discutir los aspectos teóricos y los conceptos vertidos por los grandes pensadores, creo que la manera más fácil de saber si en México tenemos una democracia es por los resultados de nuestra forma de gobierno.
De ahí, había que pasar a resumir en unas cuantas líneas que resultados espero de un gobierno tendiente a la democracia. Comparto contigo amable lector@ mis reflexiones:
Los ciudadanos están informados de las propuestas y líneas ideológicas de candidatos y partidos para razonar su voto. Los ciudadanos NO son manipulados por los medios de comunicación ni las campañas de mercadotecnia política. Los ciudadanos no son sobornables a cambio del voto pues buscan lo mejor para su municipio, estado o su patria. Los ciudadanos se convierten en supervisores del desempeño de los funcionarios que eligieron.
Los partidos políticos eligen mediante procesos democráticos a sus candidatos y la legislación permite candidaturas ciudadanas. Existe una cultura de rendición de cuentas y total transparencia con controles eficaces y sanciones reales.
Existe absoluta libertad de prensa, los medios son objetivos en sus opiniones, sin intereses particulares. Los grupos poderosos no se involucran ni manipulan a sus subordinados o a la sociedad en general. Las elecciones se amplían a más puestos de la administración pública, para no dejar con absoluta libertad al funcionario en turno para repartir puestos.
Hay grupos de ciudadanos libres que participan como órganos de consulta para las decisiones de gobierno, ya que los congresos representan los intereses de los partidos políticos y no los de la población.
El civismo es una materia de primerísimo nivel, y los ciudadanos tienen un elevado nivel de conciencia cívica, existe participación ciudadana en todos los asuntos de la cosa pública, y para todos lo primero es la patria, por encima de cualquier interés de los que realmente tienen el poder, que son el ejército, el clero, los grandes empresarios y los grandes políticos.
El pueblo tiene un nivel adecuado de educación, y está interesado no sólo en sus asuntos particulares, sino también en el bien de todos o bien común, por lo tanto no es ápatico, ni se desentiende de los asuntos públicos, pues entiende que el bienestar de todos trae beneficio a todos.
En una democracia avanzada la distribución del ingreso es muy pareja, ni los que menos tienen son exageradamente pobres, ni los que tienen mucho son exageradamente ricos. El trabajo promedio permite la posibilidad de tener un nivel de vida adecuado, con seguridad social, educación, vivienda y esparcimiento al alcance de la mayoría de la población.
Todos estos conceptos permiten evaluar si una democracia o un gobierno supuestamente democrático está funcionando adecuadamente, pues a fin de cuentas su único fin es generar bienestar para la mayoría de la población.
Hoy en México sabemos que la mayoría si no es que todos los conceptos vertidos en estas líneas son una aspiración lejana, son algo así como un catálogo de buenas intenciones o una utopía a la cual queremos acercarnos, pero no sabemos ni cómo ni cuándo comenzar ese camino. Por ello, la conclusión es muy clara, habrá órganos electorales confiables, habrá elecciones y resultados confiables también, pero nuestra democracia dista mucho de ser aquello a lo que aspiramos, por ello es posible definir a nuestra democracia como una ficción, pues sus resultados así lo demuestran.
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