28/09/10

SINTESIS

UNIVERSIDAD COMPROMETIDA

José Manuel Zevallos P.
La UNAM no es solo la Universidad más grande e importante del país y una de las principales de América Latina, es además, Institución emblema de la Educación Superior en México, de la investigación científica y humanística y representante irrecusable de los avances del país en materia de Educación Pública, laica, gratuita y obligatoria, conforme al mandato del artículo Tercero Constitucional.
Pero la UNAM es mucho más que eso, porque a lo largo de su vida se ha convertido en fiel de la conciencia nacional, en un auténtico termómetro para valorar los más importantes problemas que agobian a los mexicanos.
La UNAM es, por otra parte, el experimento más exitoso en el mundo de la masificación educativa, pues pese a su numerosa población, (es el Centro de Estudios Superiores con el mayor número de alumnos que hay en el orbe), se le ha reconocido internacionalmente, entre las más prestigiadas, por la probada calidad de los conocimientos que imparte, convirtiéndose en un ejemplo del tipo de Universidad Popular que puede funcionar exitosamente en los países emergentes.
En atención a su obra, La UNAM tiene el más alto reconocimiento de los mexicanos, por el papel permanente que ha jugado en la vida nacional, al acompañar sin falta al país, en cada una de sus etapas históricas, a la cabeza del pensamiento crítico, propiciando y liderando los cambios sociales respectivos. Así, cuando aún era “Real y Pontificia”, en sus aulas se formaron, pese a su origen colonial y religioso, los lectores del pensamiento de la Ilustración, (Montesquieu, Voltaire, Rousseau), es decir, los criollos ilustrados que habrían de jefaturar más tarde, el movimiento independiente. Posteriormente, cuando se inició el positivismo en México, fue también en sus aulas donde se discutieron las ideas de Augusto Comte, Herbert Spencer y Charles Darwin, preparando el camino para convertirse en una Universidad Moderna” que separaría definitivamente al “dogma”, del conocimiento científico.
Mas tarde, como era natural, se refundó como “Universidad Nacional”, para lograr en 1939 su autonomía y ser, como ahora se le conoce: “Nacional Autónoma y de México”. Esta especie de Ave Fénix que resurge de sus cenizas en cada etapa histórica del país, para cumplir, siempre a la cabeza, con una nueva visión de progreso, ha sido atacada a cada momento, por las fuerzas más conservadoras del país: Los realistas prohibieron en sus aulas la lectura de los libros franceses y persiguieron de mil maneras a quienes desafiaron tal medida, como sucedió entre otros, a Hidalgo, Morelos Allende y Jiménez; Ya en la época de México Independiente, se atacó a los seguidores del comtismo, tratando de forzar un imposible regreso al conocimiento escolástico y antiliberal, debido a lo cual, Juárez se vio obligado a cerrar temporalmente ese Centro de Estudios. En 1910 Don Porfirio la reabre para favorecer el desarrollo de “las ideas modernas” anteriormente mencionadas, pero en esa Universidad así renacida, pronto encuentran espacio las ideas de la Revolución Mexicana. Se discuten entonces las ideas de los Socialistas Utópicos, del Materialismo Dialéctico, del Anarquismo, etc. para reforzar las luchas de la clase campesina y del recién surgido proletariado
A partir de la segunda mitad del siglo XX, la UNAM, se ve cada día más involucrada en la problemática nacional, debido al acelerado retroceso del país en todos los órdenes sociales y al deterioro general de sus estructuras. La cancelación de importantes avances democráticos; el desamparo del campesinado; la pérdida de las conquistas laborales; la paralización deliberada del sistema educativo y el constante empobrecimiento del pueblo, son problemas que no puede ignorar una Universidad popular.
No es extraño entonces que la UNAM llegue en plena madurez al primer centenario de que gano - como Centro de Estudios - su libertad científica y su autonomía administrativa e ideológica, con el respaldo de un reconocimiento social y un apoyo popular ilimitados y asumiendo el liderazgo intelectual que le corresponde. Menos extraño resulta aún, que en el correspondiente acto conmemorativo, el actual Rector de esa Casa de Estudios, José Narro, haya aprovechado para convocar no solo a los universitarios de México sino a todos los mexicanos, “a celebrar un gran pacto, para rescatar al país de la situación en que se encuentra”; “a resolver los desequilibrios sociales que hoy abruman al país”. Propuso además que la UNAM se coloque en el epicentro de las transformaciones de México y abogó por una política nacional que pueda asegurar a todos los jóvenes el acceso a la educación, la cultura y la tecnología..
La llamada no puede ser más oportuna y desinteresada. La Universidad como seno de un debate nacional, donde se analice y resuelva la problemática del país a la luz de las ideas contemporáneas, bien podía contar con el apoyo de las mayorías, por encima de las diferencias políticas. La propuesta parece salvadora e ineludible. También es cierto que la empresa es formidable y nada fácil, pero en el momento político de parálisis y confusión que padece ahora México y tras las muestras repetidas de ineptitud y ambición infinita de la actual clase gobernante, el ofrecimiento no resulta para nada despreciable.